CLAVES DEL MUNDO
08.05.2018
Pocos podían imaginar unos meses atrás, cuando Donald Trump amenazaba con destruir por completo Corea del Norte en su discurso en la ONU, que hoy estemos a punto de presenciar una cumbre bilateral histórica entre el líder norteamericano y Kim Jong-un con miras a la posible firma de un Tratado de Paz para la Península coreana. Los insultos, descalificaciones y bravuconeadas fueron varias y mutuas, hasta que hace poco empezaron a coquetear, y entre otros gestos de distención, el Presidente norcoreano anunció la interrupción de las pruebas nucleares, algo que EE.UU. festejó y hoy está evaluando disminuir las tropas en Corea del Sur (tiene allí cerca de 30 mil hombres).
El acercamiento y fortalecimiento del diálogo entre los líderes coreanos fueron muy importantes en los últimos días, aunque la clave se encuentra obviamente en la cuestión nuclear. Corea del Norte está convencida de que la supervivencia del régimen no la tiene asegurada sólo por el respaldo de China-aunque es clave-, sino por haber logrado convertirse en potencia nuclear, parte del club selecto, aunque no le hayan otorgado la membresía. Evita así terminar como Iraq, Libia o Siria.
Y lo que hasta hace poco era una creciente escalada y temor al reinicio de la guerra en la Península, pasó a ser un clima de diálogo y la promesa "de paz, prosperidad y reunificación", como reza el acuerdo entre Moon Jae-in y Kim Jong-un. Probabilidades de que ello se cumpla las hay, seguridad de que vaya a ocurrir, claro que no. Pero el hecho de haber evitado la guerra y haberse llevado a cabo las distintas reuniones bilaterales, ya consisten en un logro para la región y la Comunidad Internacional.
Posiblemente, además de las amenazas de Trump y presiones del Consejo de Seguridad de la ONU, el hecho de tener hoy entre 15 o 20 bombas nucleares le haya abierto las puertas al líder norcoreano para sentarse de igual a igual con su par norteamericano -con algo de peso para negociar- quien en medio de su disputa geopolítica y económica con China en la región y en el mundo, el conflicto en la Península es uno de los ejes principales y lo mantiene entretenido mientras Xi Jinping avanza con la construcción de islas artificiales y la presencia militar en el mar meridional.
No es casualidad que Moon Jae-in y Kim Jong-un se hayan reunido primero con el Líder chino antes de avanzar en las conversaciones con EE.UU. China no permitiría un avance del diálogo entre las Coreas si no resultara en un beneficio a su posicionamiento regional. Trump, de todos modos, igualmente se verá beneficiado sobre todo en su imagen hacia el interior de Estados Unidos -hoy golpeada por más de un escándalo- si logra reducir la tensión militar y llevar calma a la Comunidad Internacional. Los ciudadanos norteamericanos consideran a Corea del Norte como una de las mayores amenazas, aunque la gran mayoría no sepa ubicarlo en el mapa. Significaría también para él un éxito diplomático, y en gran parte lo es. Algunos, incluso Moon, ya lo han propuesto para el Nobel de la Paz. No es broma.
Lo cierto es que a nadie le conviene la guerra, y todos pueden beneficiarse de la pacificación. Los líderes de ambas Coreas buscarán evitar el fracaso de las dos negociaciones que la historia del conflicto presenta recientemente (2000 y 2007) aunque no depende solamente de ellos, sino del acuerdo entre EEUU y China, fundamentalmente. Corea del Norte ha llegado a destruir instalaciones atómicas en 2008 como gesto de paz, y luego del fracaso de las negociaciones reinició el plan nuclear, que es lo único que realmente ha avanzado en los últimos años, además de la militarización norteamericana en Corea del Sur.
Hoy, no sólo Trump y Ji Xinping, los 6 principales jugadores tienen una gran responsabilidad: China, EE.UU., ambas Coreas, Japón y Rusia. Los norcoreanos buscan insertarse al mundo, mejorar su imagen internacional, reducir las sanciones en su contra y salir de una prolongada crisis económica. Estados Unidos busca detener sí o sí el plan nuclear de Kim Jong-un -aunque haya sido Washington quien ha tenido durante décadas bombas atómicas en el Sur-. Pero como dijo Henry Kissinger, si Corea del Norte tiene ese tipo de armamento, los demás países se sentirán en derecho de adquirirlas. Y lo cierto es que nadie, ninguna potencia desea una escalada de la carrera armamentista nuclear en la región que desemboque en una guerra total. Si la hubiera, muy probablemente habría confrontación directa entre China y EE.UU., como sucedió hace más de 60 años.
Esta es una oportunidad más, la tercera. Estamos frente a la posibilidad de que se firme de una vez por todas un Tratado de Paz que ponga fin a la guerra que se interrumpió en 1953 pero técnicamente no culminó. El mundo entero puede beneficiarse. Hasta existe la idea de que la Península se reunifique en un solo país con dos sistemas político-económicos diferentes. El dicho conocido por todos reza, "La tercera es la vencida". ¿Comenzará realmente una "Nueva era de paz, prosperidad y reunificación" como afirman los líderes coreanos? Habrá que ver para creer. Por ahora, la historia juega en contra. Pero en esta nueva era multipolar, con mayor equilibrio de poder y donde detrás de este conflicto está la disputa global -y negociaciones- entre EE.UU. y China, todo puede pasar.
* Consultor - Analista Internacional