Columna de opinión publicada en diario La Prensa (Argentina, 2018)
Acuerdo con Irán: Aislacionismo vs. Multilateralismo
En el mundo todo tiene que ver con todo. Habremos escuchado esa frase infinidad de veces. Y tan cierta es. Cualquier gran acontecimiento que sucede en el planeta afecta a casi la totalidad del Sistema Internacional. Los cambios estructurales, por sobre todo. En este caso, un detalle: Trump se sale del Acuerdo Nuclear con Irán, restablece sanciones económicas y petroleras a los persas, lo que sumado a la crisis venezolana vuelve a hacer subir el precio del barril de petróleo, hecho que genera aumento en el valor del combustible en EEUU, un incremento en la inflación y en Norteamérica vuelve a subir la tasa de interés. Debido a ello, millones de dólares de los países emergentes (entre ellos la Argentina) emigran hacia Estados Unidos. Esta es una, sólo una de las razones externas de lo que sucede aquí. Las hay también internas e importantes, pero no es tema de este análisis.
Pero bien, vamos a Medio Oriente en lo que configura el hecho central, y de gravedad. La prudencia y la responsabilidad deben ser dos características fundamentales de un político. Trump viene demostrando que no cumple con ninguna de las dos. Con la salida del JCPOA (Plan de Acción Integral Conjunto), el mandatario norteamericano echa más leña al fuego a una región que experimenta diversos conflictos irresueltos de larga data, entre ellos actualmente dos sangrientas guerras (Siria y Yemen) con participación de las potencias (inclusive Irán). Sumamos el reciente traslado de la embajada de EEUU en Israel a Jerusalén, con el saldo de decenas de civiles palestinos muertos en manos del ejército israelí -inclusive niños- en el día de la inauguración. Podríamos seguir por horas describiendo enfrentamientos, pero en fin, Medio Oriente es un hervidero y Washington es uno de los grandes responsables, aunque no el único.
Presionado por Netanyahu y por los halcones conservadores de su gobierno-y también por propia convicción-, Trump busca renegociar el Acuerdo no sólo por el plan nuclear iraní, sino especialmente para debilitar el expansionismo que la República Islámica ha logrado en la región, y para buscar interrumpir su plan de misiles balísticos.
Israel–al igual que Arabia Saudita- ven una amenaza a su seguridad la creciente influencia iraní en Siria, Iraq, Yemen, Líbano y Afganistán. Ni que hablar del fortalecimiento de los lazos con Rusia, China y la Unión Europea. Ello debilita y en mucho la posición de Tel Aviv, y también de Riad, enemigos declarados de Irán.
Junto a EEUU harán lo posible para debilitar la influencia de Teherán. Habrá que observar hasta donde llega el juego del Presidente norteamericano. La historia nos indica que han ido de un extremo al otro según sus conveniencias y alianzas. Ha sido Estados Unidos quien inició el plan nuclear iraní en 1957 y ha sido quien quitó el apoyo y lo colocó en lugar de enemigo desde 1979, con la instauración de la República Islámica (todo en el marco de la Guerra Fría, hoy recalentada y lo vemos aquí claramente). Luego acontecieron amenazas, guerra entre Irak e Irán, idas y vueltas, sanciones y finalmente, Obama firma el acuerdo.
Desde la suscripción del JCPOA en julio de 2015, Irán inició una fuerte campaña de atracción de inversiones y de inserción económica y diplomática en el mundo. Fue el más beneficiado por el acuerdo y busca darle continuidad. También se logró evitar otro peligro nuclear –aunque Teherán ha negado y niega buscar tener armas nucleares-. Europa envió en su momento aviones colmados de empresarios para realizar inversiones en un atractivo mercado de 80 millones de consumidores. Empresas como Boeing, Airbus, Vodafone, Peugeot, Volkswagen y Shell, entre otras, anunciaron importantes negocios. En apenas un par de años, las relaciones comerciales entre Teherán y la Unión Europea aumentó un 80%.
Desde hace tiempo, todas las alarmas sonaban en Israel (más de una década llevaban las negociaciones del acuerdo firmado hace 3 años) y el país venía protestando ante el gobierno norteamericano con dureza. Tras distanciamientos y discusiones con Obama, Netanyahu logró su cometido con Trump. El magnate ya venía anunciado su rechazo al JCPOA en la campaña presidencial. Y cumplió su promesa de abandonarlo.
La cuestión se torna complicada, porque mientras EEUU y sus aliados en Medio Oriente buscan presionar más a Irán en los dos ejes (rol en la región y plan misilístico), Teherán observa como se ha incrementado la venta de armas de Washington a Arabia Saudita, Bahrein, Kuwait, EAU, Israel, etc. Difícilmente acepte hacer nuevas concesiones. Claro que el interés nacional de Norteamérica también está en juego (el apoyo de Rouhaní a Bashar al-Ásad en Siria, a Hamas, a Hezbolá, a los yemeníes que libran una guerra contra los saudíes, etc.) y preferiría, claro, un cambio de régimen.
A favor del acuerdo, también pesan el fortalecimiento de las posiciones de China y Rusia en la región, pisando los talones al histórico dominio norteamericano, algo que preocupa seriamente a los halcones como John Bolton (asesor de Seguridad Nacional del Presidente) y el nuevo Secretario de Estado Mike Pompeo. Pero el mundo está cambiando, y rápidamente. Detalla la publicación Foreign Affairs –una de las principales de Norteamérica en temas de Política Exterior- que hoy es Rusia el único país de peso que tiene diálogo con todos los jugadores y aumenta su influencia. Como en otros lugares del mundo, Occidente, (y Washington en particular), van perdiendo peso. Queda ver si reacciona con mayor violencia o se acomoda a las circunstancias. Los interesados tienen aún mucho camino por recorrer, y a veces pareciera que para algunos, la inestabilidad es el status conveniente.
La Unión Europea, por su parte, está en una encrucijada. El Acuerdo le vino como anillo al dedo en su necesidad de ampliar mercados frente a la crisis económica que atraviesa, y también poder calmar aunque sea uno de los focos de conflicto internacionales cercanos. Pero ahora deberá enfrentarse a las amenazas de sanciones para sus empresas, y a la decisión que ha tomado, por ahora, de continuar sin EEUU. Puede avanzar hacia la consolidación del Multilateralismo y afianzar su relación con China (como en el Acuerdo de París), mientras busca la ampliación de las negociaciones con Irán para reincorporar a los norteamericanos y así quedar todos conformes. Difícil, pero se sabrá con el tiempo. Por ahora, el aislacionismo prometido por el magnate republicado fue ratificado y en el ajedrez de Medio Oriente nos quedan numerosas jugadas por ver.